Los caminos de la vida rara vez son rectos y claros. Lo normal es que haya curvas y piedras. O que se corten, se bifurquen y te alejen de los seres queridos. Y a veces te reencuentras con quien había dejado de compartir tu sendero, y comenzáis de nuevo.
Siempre hemos de continuar, aunque nada nos impide el echar la vista atrás. Y recordar.
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